27 de febrero de 2008

La Enciclopedia dominical


Se sentaron en aquel banco. El niño con la cabeza levemente inclinada y las manos descansando en sus rodillas, mientras las nubes permitían que el sol, atravesando un tamiz de azahar, fuese secando el rocío. El padre, posaba su brazo sobre el hombro de su hijo, protegiéndolo. Llevaban caminando desde muy temprano. Todos los domingos acostumbraban a pasear desde casi el alba hasta la hora del Ángelus. Cada paseo era una entrega de la enciclopedia de la educación, del más importante manual que a lo largo de nuestra vida debemos digerir.

Acostumbraban a entrar en la Catedral, más tarde o más temprano. A veces, se camuflaban en un grupo de turistas y atendían a las explicaciones del guía. El guía venía a ponerle el texto a lo que se colaba a borbotones por sus ojos. Cuando salían, después de entrar en la Capilla Real, era habitual que fuesen asaltados por algún extranjero que preguntaba por donde se iba a la Macarena.

Eran horas en las que se alternaban las “materias”: arte, naturaleza, geografía, religión, ética…Al niño lo que más le gustaba era el arte. Preguntaba y preguntaba, y nunca terminaba de saciar sus ansias de aprender. La mente de aquel niño, aunque a veces fuese sin querer, iba absorbiendo aquellas enseñanzas. El padre hacía de padre y de maestro al unísono.

Cuando se sentaron en aquel banco, aquel día, por primera vez el niño comenzó a valorar en justa medida algo que es imposible valorar, porque no tiene precio, ni medida, ni cuantificación alguna: la educación.

Hoy ese niño ha crecido, y entre otras muchísimas cosas buenas, tiene un blog en el que le agradece a su padre la mejor de las herencias. Cada domingo por la mañana cuando me levanto, repaso la lección. Espero no olvidarla nunca.

16 comentarios:

orfila dijo...

En la relación de materias no he incluido la educación física. Pero vamos, que las 4 horitas caminando tenían lo suyo.

J. Iván Martín dijo...

Precioso amigo orfila... una dedicatoria estupenda...

Yo tambien doy caminatas con mi padre los domingos para ir a ver iglesias y para sacar fotos... caminatas que ahora en cuaresma se prolongan bastante, desde las diez hasta la una...

Un fuerte abrazo, amigo

Adri y Jose dijo...

que importante es la figura paterna durante esos años... Yo creo que parte de lo que actualmente soy se lo debo a mi padre. El mío no era tanto de Iglesias pero si de coger el coche los fines de semana e irnos a visitar un pueblo de Andalucía. Creo que con 14 años me conocía desde Úbeda hasta Ayamonte.

PD: que buena observación has hecho con lo de la Educación Física

el aguaó dijo...

Hermosísimo texto querido amigo. Tengo recuerdos similares. Recuerdos que oscilan entre mañanas de domingo a Itálica, al Museo Arqueológico, al Bellas Artes, a la misma Catedral, al barrio de Santa Cruz, a la calle Mármoles...

No es casualidad que sea Historiador del Arte y que mis padres hayan tenido que ver con eso.

Precioso amigo Orfila.

Un fuerte abrazo.

La gata Roma dijo...

Muy bonita entrada; y me alegro de que cada domingo recuerdes la lección. Esas cosas no se deben perder. Yo el sábado que viene voy con mi madre al Museo de Bellas Artes, como tantas veces, esta vez, la exposición del Greco, y espero seguir muchos años más yendo con ella a sitios.
Kisses

Anónimo dijo...

tu padre se sentirá orgulloso de ver el resultado de lo que en su día sembró.

Un hermoso texto.

M. Andréu dijo...

Das en el clavo para que pueda decir algo que creo es una verdad como un puño: la educación se aprende en casa, no en el colegio.
Hoy día... ¿cuantos niñatos existen? Muchos, más de los que devieran. Niñatos que le faltan el respeto a todo y a todos. Creo siempre que eso ha sido un problema no de colegio, sino de casa.
Nuestra generación -ya lo ves en los comentarios- ha tenido unos padres que se han preocupado de esas cosas. Os puedo decir que el mío JAMÁS me ayudó a hacer los deberes del colegio, pero en cambio me proporcionó unos valores intangibles -que aún mantengo- y que me han hecho ser como soy. Claro que esos valores no están escritos en ningún libro, ni había que estudiar para aprenderlos. Eran más el ejemplo que otra cosa.
Si muchos de los padres de hoy día fueran como los nuestros, viviríamos en una sociedad más armónica, menos violenta y más preocupada por otro tipo de cosas.

Saludos a todos.

el aguaó dijo...

Verdades como puños querido Miguel.

orfila dijo...

Iván, hay que levantarse más tempranito, que las 10 ya es tarde...

Corresponsal en Colombia: mi padre no tenía (ni tiene) coche, fíjate si es inteligente, (no sé si se nota pero no soy muy aficionado al volante)

Gracias Aguaó, felicita a tus padres. Su trabajo ha tenido un excelente fruto.

Gata Roma: tengo que sacar tiempo como sea para ir a la exposición de El Greco. Gracias por visitarme.

¿Sabes qué, Glauca? mis padres no conocen la existencia de este blog. Solamente lo sabe mi mujer y vosotros. Soy así de raro. Y esa rareza, también la he heredado de mi padre. Te agradezco tus palabras.

Miguel, a tus palabras le ha puesto certero y cierto comentario el amigo Aguaó.

Un abrazo a todos.

Diego Romero dijo...

Bello paseo matinal, amigo.
A mí también me lo enseñaron, y he procurado enseñarlo a mis hijos cuando sus edades fueron las apropiadas.

Ahora, justo dentro de quince días, Sevilla abre de nuevo su mejor página de recuerdos, y volveremos a recordar momentos, sitios y vivencias con los que por su "culpa" hoy somos lo que somos.

Felicidades por el texto, es precioso.

Reyes dijo...

Yo soy como soy porque mi abuelo tuvo mucho que ver.
Lo mismo he hecho con mis hijos, y de los dos, el pequeño, es a quien veo que mas frutos está dando.
Y eso, es un placer, amigo.

el aguaó dijo...

Os recomiendo fervientemente la exposición de El Greco.

Ayer fue mi segunda visita. No he podido resistir volver a verla. El Apostolado, La Sagrada Familia y Las Lágrimas de San Pedro son auténticas joyas, sin dejar a un lado los otros cuadros. Así pues, animaos.

Un abrazo.

Enrique Henares dijo...

A mis padres, sus paseos y sus desvelos hacia mi, debo ser el sevillano enamorado de esta tierra que soy y, como no, tantas cosas más

orfila dijo...

Gracias La Cava,Dama, Pregonero...

Aguaó, ando de tiempo cortito con sifón. Tengo que ir como sea.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Lo más grande para un padre o una madre es la satisfacción de formar y educar a sus hijos como personas de bien. Esa asignatura, los tuyos, la han pasado con matrícula. (Mejorando a todos los presentes, por supuesto). No se puede amar más y mejor lo que se ama, y en eso tiene que ver la condición y la educación.

No saben nada de estos homenajes que les haces, pero no hace falta, ya te encargas de hacerles sentir orgulloso de otras mil maneras.

Si pasados 30 años (espero vivirlos) me encuentro con que mi hijo se ha convertido en la mitad de lo que eres tú, podría descansar tranquila.

Es muy cierto lo que nos dice Miguel, la base está en casa, pero hay muchos factores que influyen que no podemos controlar y el mundo de hoy no es el mismo que hace 20 o 25 años. Nosotros nos dejaremos la piel si es preciso, pero no creo que sea suficiente, habrá que dejar algo para el azar.

En cualquier caso, sé que aquello que supiste adquirir hace tiempo, lo transmitirás a su vez a nuestro pequeño que, aunque sólo tiene 4 años, está en su momento más receptivo y nada me haría más feliz que se pareciera a ti en ese aspecto.

Hay que esperar, y, mientras tanto, aunque a los 31, yo también sigo aprendiendo a tu lado.

Fdo. Puente de Barcas.

J. Iván Martín dijo...

Amigo orfila, yo me levanto a las 8, y salgo de mi casa a las 9, pero como voy en coche y el centro esta fatal de aparcamiento las caminatas empiezan sobre las 10...

Un abrazo, amigo