- Esta “levantá” va a ir por vuestras madres, por vuestras madres que os parieron macarenos…
Fue ya hace algunos años. Luís León arengaba a Los Elegidos antes de tocar el martillo en la vuelta de Relator hacia Parras. Como supondréis, el pregón fue algo más largo; y el que había logrado a duras penas contener las lágrimas, sucumbió, fuera y supongo que debajo del paso. Luís se acordó de las Madres ante la Madre.
Quiero dar esta humilde levantá por mi madre, que me parió y me educó para ser lo que hoy soy. Ella ni siquiera conoce la existencia de este blog, por su edad y su salud está a años luz de este mundo. Quizás se lo cuente uno de estos días.
Cada día que pasa oigo cómo el reloj de la vida sigue con su péndulo oscilante, sin parar, sin detenerse.
Cada día que pasa siento más la necesidad de decirle cosas que nunca le dije.
Cada día que pasa es un castigo y una bendición.
Podría decir muchas cosas más, pero creo que sobran las palabras para los buenos entendedores.
Me gustaría que viniera un prioste y desmontase el martillo; y que el Capataz nunca pudiera llamar…nunca…
Fue ya hace algunos años. Luís León arengaba a Los Elegidos antes de tocar el martillo en la vuelta de Relator hacia Parras. Como supondréis, el pregón fue algo más largo; y el que había logrado a duras penas contener las lágrimas, sucumbió, fuera y supongo que debajo del paso. Luís se acordó de las Madres ante la Madre.
Quiero dar esta humilde levantá por mi madre, que me parió y me educó para ser lo que hoy soy. Ella ni siquiera conoce la existencia de este blog, por su edad y su salud está a años luz de este mundo. Quizás se lo cuente uno de estos días.
Cada día que pasa oigo cómo el reloj de la vida sigue con su péndulo oscilante, sin parar, sin detenerse.
Cada día que pasa siento más la necesidad de decirle cosas que nunca le dije.
Cada día que pasa es un castigo y una bendición.
Podría decir muchas cosas más, pero creo que sobran las palabras para los buenos entendedores.
Me gustaría que viniera un prioste y desmontase el martillo; y que el Capataz nunca pudiera llamar…nunca…
13 comentarios:
¿Sabes una cosa Orfila? Lo que acabas de contar es algo que me ronda por la cabeza desde hace tiempo. Hace 4 años que salí de Sevilla y aunque feliz, por muchísimas circunstancias, no niego que echo de menos Sevilla (y mi azotea, que da casi a Orfila). Te cuento todo esto, porque aunque llevo fenomenal mi amor por la ciudad “a distancia”, lo que más me duele es estar perdiéndome la vejez de mis padres, que empieza ahora. No tienen ni 60 años y todavía los veo “jóvenes” pero en estos 4 años los he visto una o dos veces cada año y se nota.... se nota que reloj no para, no se detiene.
Mi más sincera enhorabuena por tus 3 artículos
Debe ser duro eso de la distancia. Por todo. En fin, con estas líneas pongo virtualmente mi brazo en tu hombro y damos un paseo por la calle Feria.
Gracias por tus palabras. Mis padres son mayores que los tuyos. La vida.
Gran texto y gran homenaje amigo Orfila...
Gracias por haberme agregado a tu blog...
Un saludo de un amigo de San Bernardo
A buen seguro la Señora de Regla la mantendrá muchos años más a tu lado.
Impresionante. Delicadas palabras, no exentas de emoción, que dicen y expresan más entre líneas que ellas mismas por sí solas.
Cuando falleció mi abuelo yo era muy pequeño, tenía tan sólo 6 años, pero con el tiempo mi padre me dijo unas palabras que jamás olvidaré: "¿Sabes una cosa...? Cuando falleció el abuelo me dio la sensación de que pasé muy poco tiempo con él". Desde entonces, intento aprovechar cada momento con mis padres.
Preciosa entrada amigo.
Un fuerte abrazo.
Gracias a todos por vuestros comentarios. Cuando vamos llegando a ciertas edades, nos vamos planteando cosas...
La vida.
Buen homenaje, si señor.
Sólo hay una, el resto lo encontramos en la calle.
Orfila, lo de la distancia es duro relativamente: en cuanto a la familia y los amigos, pues si. En cuanto a Sevilla, como te decía, llevo bastante bien lo del amor a "distancia". Cada vez más, la ciudad me parecía más cateta, chabacana y cani. Y cuando vuelvo lo corroboro.
La ausencia, te da más juego para idealizar ese amor que realmente sólo queda ya en mi imaginación.
Un ejemplo es la Semana Santa. Yo he sido muy cofrade (muchísimo) pero en los últimos años me deseperaba ver tanto mal gusto y chabacaneria en el público... y en algunas Hermandades. Por eso no me apetece mucho volver en Semana Santa, para poder dejar intactos los bellísimos recuerdos de mi infancia y adolescencia.
Mi madre, siempre está cuando la llamas.
Cuando me ve tristona me hace arroz con leche.
Espero conseguir con el tiempo igualarla, pero es difícil, yo soy más egoista.
Gazpacho, muy interesantes tus comentarios. Quizás sea necesario retirarse para contemplar tal y como es la Giralda en realidad...
Gracias La Cava; y bienvenida, querida Dama. Espero que tu niño vaya cada vez mejor.
Madre no hay más que una....
Precioso Orfila, precioso.
Mis padres son jóvenes aun, pero de hace unos años pa'cá han pasado tantas cosas... cosas serias que me hicieron pensar en otras muchísimas cosas. Y la verdad es que cuando me paro a mirarlos fijamente, me doy cuenta de como van pasando los años sin que apenas nos "cosquemos"
Besitos
Ainoha, bienvenida a mi calle. Sí es verdad, que el tiempo nos va comiendo el terreno.
Vuelve por aquí cuando quieras.
Publicar un comentario