Mi colegio tenía dos partes fundamentales perfectamente diferenciadas: un hermoso patio de mármol sustentado por firmes columnas y una profesora de lengua y literatura, soporte fundamental en mi aprendizaje. Desde que escuché la “teoría” de Fernando Villalón sobre la división del mundo, me gusta establecer de vez en cuando ese tipo de sentencias dicotómicas. Las dos partes de mi colegio eran igual de frías y contundentes; y al mismo tiempo se erigían en sus propias antítesis. Quiero decir con esto, que la voz de aquella profesora tenía un tacto de terciopelo y que el patio blanco nos susurraba a nuestra entrada para templarnos los nervios. No sé si me he explicado. Pero cierro los ojos ahora mismo y los estoy sintiendo a los dos…
Sería capaz en este preciso momento de viajar hasta entonces y, desde la calle Conde Negro, colarme por aquella ventana para sentarme en mi pupitre. Porque mi pupitre imaginario nunca se ha movido de allí, y la voz de aquella mujer nunca se ha borrado de mi recuerdo.
Había en el patio un toldo anaranjado, que a partir de Abril se unía a la frialdad del mármol formando una carta de colores rojizos, asaetada por los desaguaderos. El toldo venía también a pedirnos silencio, y callábamos.
Mientras, la profesora pisaba con sus dedos las páginas de un texto de Cernuda, ella con los dedos y yo con mis ojos, esperando que aquellos momentos nunca pasasen y que el peso de su mano sobre el papel detuviese el tiempo.
Entre tanto, el patio centinela aguardaba nuestra salida en algarabía. Un día tras otro. Un silencio tras el grito y un estruendo tras la calma.
Todavía puedo oler aquellos recuerdos; recuerdos de cuando la soleada tarde era la dueña de nuestras vidas y el preludio de nuestros sueños.
Sería capaz en este preciso momento de viajar hasta entonces y, desde la calle Conde Negro, colarme por aquella ventana para sentarme en mi pupitre. Porque mi pupitre imaginario nunca se ha movido de allí, y la voz de aquella mujer nunca se ha borrado de mi recuerdo.
Había en el patio un toldo anaranjado, que a partir de Abril se unía a la frialdad del mármol formando una carta de colores rojizos, asaetada por los desaguaderos. El toldo venía también a pedirnos silencio, y callábamos.
Mientras, la profesora pisaba con sus dedos las páginas de un texto de Cernuda, ella con los dedos y yo con mis ojos, esperando que aquellos momentos nunca pasasen y que el peso de su mano sobre el papel detuviese el tiempo.
Entre tanto, el patio centinela aguardaba nuestra salida en algarabía. Un día tras otro. Un silencio tras el grito y un estruendo tras la calma.
Todavía puedo oler aquellos recuerdos; recuerdos de cuando la soleada tarde era la dueña de nuestras vidas y el preludio de nuestros sueños.
21 comentarios:
que buenos recuerdos me trae tu entrada. Un abrazo.
Hola!
Pasate por mi blog cuando puedas, vale??? hay una cosa para ti.
Un besito
***
despues leo tu entrada, q ando escasa de tiempo ahora mismo ;)
Bonita entrada amigo orfila... a mi la verdad es que la asignatura de lengua no me trae mu buenos recuerdos... sobre todo por el profesor que tenemos ahora...
Un fuerte abrazo amigo.
Me das pie a contar algo:
Llevo años queriendo encontrar el característico olor de mi antiguo colegio, los Escolapios, de Ponce de León. En algunas ocasiones en mi vida, muy pocas, lo he encontrado en algún sitio y lo he perseguido y saboreado, sí, el olor.
Nunca lo he contado, porque pensaba que era una de mis tantas locuras. Pero hoy veo que si yo estoy un poco loco, tú también lo estás. Y seguro que no seremos los únicos.
Gracias por tu entrada, es un auténtico deleite.
Un abrazo.
Miguel, la vida sin locura es menos vida. Los recuerdos de esas edades se graban en nuestra mente a fuego.
Me alegro de que te guste mi reflexión. Un abrazo.
P.d. Por favor, descríbenos como sabes el olor de los Escolapios.
Amigo el tiempo pasa... rápidamente. La fugacidad de la vida se hace patente cuando nos retrotraemos a nuestros recuerdos de infancia. Cuando un olor, un sonido o un sabor, nos tansporta al pasado, y lo efímero del tiempo, que no para, que no descansa, estalla en nuestro rostro.
Hace poco, también yo recordé momentos en el colegio. Sillas de madera. Manos levantadas. Presente señorita... sin embargo, pienso que es bueno recordar, y también es bueno seguir adelante, pues todo ello demuestra, que lo hemos vivido.
Un fuerte abrazo.
P.D. Con tu permiso, desde aquí me dirijo a Puente de Barcas para decirle que es bienvenida a mi humilde rincón siempre que guste, pues como vos sabéis, es vuestra casa.
A todos nos has hecho recordar olores, sensaciones de nuestro antiguo colegio. El mío olía a pan recién salido del horno que las monjitas de Santa Ángela preparaban cada mañana. A todos nos has hecho recordar viejos y bonitos momentos. Preciosa entrada, preciosa. Un fuerte abrazo amigo Orfila.
Hola amigo, en mi blog te he dejado un regalo.
Saludos.
Vas a tener que coger un canasto para recoger otro regalo más.
Un abrazo.
aunque había entrado antes nunca había comentado nada porque no estaba regristado. Elegancia esquisita, la misma que he visto en algunos videos en Manolete toreando.
si cierro los ojos aún me veo jugando en el patio de mi colegio y recorriendo cada lozeta.
pasate por mi blog, tienes un ofrenda.
Qué hermosos los recuerdos escolares...
Hola a todos y gracias por vuestras visitas. Ya no me acuerdo, pero en Feria no había clase, ¿no?
Y hablando de Feria, ya está aquí el agua. Ojú, no falla...
Bellos recuerdos que nos has pintado con el azul del cielo.
Amigo orfia he visto que en mi blog me llamas ignacio... mi nombre es ivan...
Pero no te preocupes, un error lo tiene cualquiera...
Un fuerte abrazo amigo.
Glauca, me alegra verte por aquí. Eres siempre bien recibida.
Amigo de San Bernardo, disculpa el "bautismo" que te he hecho en un momento...
Tus palabras son hermosas, que maravilla que te hayas animado con el blog...
Yo recuerdo mi colegio con mas malos recuerdos que buenos, pero tuve una monja, de lengua, que era un sargento, pero que supo sacar de mí el amor por la lectura y la escritura.
Cada vez que yo estaba en mis sueños, que era habitual, se venía a mi lado y me hablaba tan claro y tan seria que era imposible no obedecerla.
"Si eres capaz de aprovecharlos esos pájaros tuyos te llevarán muy lejos" Me repetía constantemente.
Yo miraba al suelo, mientras me echaba el sermón y siempre me sorprendía de lo pulcros y brillantes que tenía sus zapatos.
Nunca la olvidaré, y no era en absoluto cariñosa.
Mi cole también tenía un patio de columnas, muy parecido a ese, el patio blanco le decíamos; y también se dividía con otro. Son recuerdos que siempre llevas contigo.
Enhora buena por los premios, merecidos todos ellos y alguno más...
Tela Orfila, hacia un poco que por tiempo no podía pasear por estos diarios de red que bordais tantos, vengo del aguaó y voy pa Glauca y no veas entre medio tu entrada y yo que vengo de la feria y con el pellizco de los ojos de una mujer. Bufff no veas
Un abrazo
Dama, no era eso aquello de "la letra con sangre entra"...Mi profesora no era monja. Pero cuando entraba en clase el silencio tenía connotaciones maestrantes. No veas cómo imponía.
Gata, gracias por tu visita. En mi colegio también había otro patio. Pero no era "parte fundamental", y en él se hacían cosas menores como la gimnasia...
Querido canónigo, su ministerio le exime de toda culpa derivada de sus ausencias. A cambio nos deleita en su casa con homilias de Función Principal de Instituto. Un fuerte abrazo.
Se está poniendo "pa llové"...
vivo en Tarragona, voy a Sevilla pocas veces al año, y un día caminando por Plaza Cristo de Burgos, me encontré con la profesora que creo mencionas en tu entrada. Estuvimos hablando cinco minutos, no me reconocía claro , el paso del tiempo. Hablamos de D.Carlos, de la pena del cierre del colegio por la moderna y tonta Logse (Sería largo de hablar). Nos dijimos aquello tan sevillano de "Ya nos vemos", y yo sabía que sería muy difícil,.
Me pasé la tarde recordando cosas del colegio como la nómina de profesores,. Me acordé de que un día al mes, no me acuerdo de la frecuencia, cogíamos un autobus para pasar el día en el campo del San Benito. Nos vemos en Conde Negro
Querido "ojotuerto". Acabo de leer tu comentario. Me alegra enormemente tu visita a esta casa. Tengo el blog aparcado por un tiempo. Al final de la página está mi dirección de mail. Si quieres, úsala y a ver si nos conocemos. Tengo 35 tacos.
Un fuerte abrazo.
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