9 de enero de 2009

Mi bar y su ventana (sin hacer publicidad)

He conocido todas tus reformas. Hasta aquella última de la ventana. Y es que hay ventanas que lo son incluso antes de serlo. No, no es que esté desvariando. Cuando abrieron esa ventana, ya existía en el aire de Sevilla. Por eso aquella reforma fue distinta. ¿Concebirían ustedes a la Giralda sin la intervención de Hernán Ruíz? Un servidor, no. Por eso esa fue tu particular “reforma de cuerpo de campanas”.

Por esa ventana la luz se adueña de tu mundo, y a ráfagas, va marcando las horas poco a poco, con la parsimonia de lo placentero. Es en esa ventana donde pintamos de Domingo a Martes carteles que se repiten año tras año, mirando hacia Laraña en ese palquillo laico que aguarda a que el sol, en forma de Miércoles, nos abrase el corazón.

En cuanto a ti, pues qué te puedo decir. Bajo tu techo, en el que cierro los ojos y soy capaz de ver todavía el cañizo, he vivido momentos que el tiempo no es capaz de borrar. Fuiste testigo de uno de los más importantes de mi vida, cuando un día, justo cuando tu ventana señalaba el mediodía, Puente de Barcas y yo nos tomamos nuestra primera “convidá” juntos. Sí señor, dos cervecitas heladas con su conchita de “arvellanas”: el mejor almuerzo de mi vida.

Sé lo que estarás pensando, mi fidelidad a ti no es la misma de antes, al menos en la frecuencia. Entiéndeme…pero a pesar de todo, en el fondo, sabes que no cambiaría un ratito de sábado al mediodía cualquiera por una cena de “válvula” en La Isla. La amiga Gata me dijo hace poco (ya hace mucho), que “Cuando un bar cierra, una estrella se apaga”. No sé si llegará el día en que esta historia de amor se rompa por algún lado y se apague la luz de tu ventana. Llegado el caso, las Coplas de Jorge Manrique iban a parecer una chirigota. Se lo aseguro a ustedes.

Hasta aquí esta declaración apasionada de fidelidad y pleitesía a “mi bar”, que aunque pertenezca a una rancia cadena sevillana de bodegas fundadas en cimientos de papel de estraza y vinos de Villanueva del Ariscal, es la joya de la corona de todas ellas.

Y como veis, ni lo nombro.



13 de noviembre de 2008

Orfila de viejo

Puente de Barcas dice que parezco un viejo. Por mis comentarios, por mis frases hechas, por algunas de mis costumbres. El caso es, que el otro día me lo dijo mi jefe, que me conoce hace 3 días como aquel que dice y tiene 20 años más que yo.

Me puse a pensar. Ya sabéis que cuando un servidor echa a andar la cabeza, malo.

Empecé a viajar; y viajando llegué a una mañana cualquiera, dentro de algunos cuantos lustros; en Sevilla, claro. Me veía allí, caminando por la calle José Gestoso al mismo tiempo que el sol bajaba con parsimonia los escalones del día. Estaba allí parado, en la puerta tapiada de ruina de Pérez Cuadrado. En el azulejo nada más quedaba “Pérez Cu”, sobre los ladrillos, el cartel de la inmobiliaria. Allí parado, viajé en sentido opuesto, y me vi entrando con mi madre, de la mano; nos llevamos unos cuantos de pares de calcetines de gimnasia y unas camisetillas para el invierno, de aquellas a las que no le salían bolitas.

Cuando volví al futuro, eché a andar calle abajo. Entré en la Capilla y me senté. Me senté donde me he sentado siempre, en el banco que hay entrando a la derecha, donde siendo niño recuerdo que había un confesionario.

Miré a los ojos de mi Señor dándole gracias por haber llegado a viejo. Aunque según Puente de Barcas, siempre lo he sido.

Pues tendrá razón. En el fondo, sueño con llegar a esa cumbre desde la que se ve todo. Y soñar despierto todo aquello que he vivido, y recordar. Me gustaría que el paso de los años hiciese de mí una buena persona, con recuerdos, con vivencias propias y no ajenas. Con lágrimas de Viernes Santo y sonrisas de tertulias.
Me gustaría ser un viejo así, y recogerme cuando el sol deje de pintar trazos en tus calles, Sevilla de mi alma.

31 de octubre de 2008

Puente de Barcas

Hoy; bueno mejor dicho, mañana, es una de esas fechas que se suelen recordar. Días que se quedan grabados, porque suponen un antes y un después. Días que no son ni más ni menos importantes que otros, pero que tienen algo. Más que algo, mucho.

Esta noche, el Puente de Barcas por el que pasa mi vida y yo, esperaremos juntos a que nazca un nuevo año en nuestro calendario privado. En ese almanaque en el que anotamos las sonrisas, los sustos y las preocupaciones, las miradas y las caricias. Ese almanaque en el que hay días en los que no nos da tiempo a anotar nada, y otros en los que no queremos escribir.

Esta noche Puente de Barcas y yo haremos algo especial; algo que hacemos todos los días. Echaremos nuestras mentes a soñar, para que nuestros sueños se despierten juntos, igual que nuestros cuerpos. Cuerpo y alma.

Mañana seguiremos caminando juntos.

Cuando Sevilla, nuestro cuerpo y nuestra alma despierten al unísono en nuestro nuevo año, si te apetece puedo bajar a comprar calentitos: 2 de “rueda” y 1 de “papa”. Ya sabes que a mí me gustan los de la Macarena y los de la Alfalfa; pero si acaso, me llego mejor a la calle Leiria, que tampoco están malos y tardo menos.

En fin, que estoy con el meloso subido. Y quiero que sepan ustedes, que soy feliz. Que me considero afortunado y que creo que tengo que darle gracias a Dios por ponerme enfilado hacia ese Puente.

Todo esto entre ustedes y yo. No le digan nada a ella, que me da vergüenza.

Básicamente era esto lo que me apetecía compartir con vosotros. Mi felicidad.

29 de octubre de 2008

La solución definitiva

Ya está, la solución a todos mis problemas. Os dejo el enlace en el que el “abesé” nos da el detalle del invento.

Voy a darme una "güertesita" por la calle Feria, a ver si han abierto ya Vizcaíno.

Y sin moverme del polígono la Isla, “con toas sus castas”.

http://www.abcdesevilla.es/hemeroteca/historico-28-10-2008/sevilla/Sevilla/google-te-enseña-tu-calle-en-tres-dimensiones-gracias-al-servicio-street-view_91870878130.html

15 de octubre de 2008

Teorías del Deporte Sacro

Tengo un amigo que tiene lo que se suele decir, tela de guasa. Es la típica persona de sentencias, teorías y axiomas, que te dejan con la sonrisa en la boca. Sí, esa sonrisa a la que acompaña la mente diciendo: “además de verdad”

Mi amigo, el guasa, tiene entre sus teorías más famosas la del “Léxico costalero”. Eso es. En ella, mantiene que una reunión de costaleros es perfectamente capaz de mantener una conversación de horas empleando únicamente 12 palabras. Como los varales de un palio. Ni más ni menos. La combinación de las mismas con algunas preposiciones, adverbios y verbos (copulativos, con perdón) es suficiente para prolongar sin fin cualquier coloquio. A saber, apunten: palo, chicotá, revirá, kilos, saco (como sustantivo y como verbo), destrozo (al), costal, zanco, izquierdo, caída (de la calle), jabón y bocadillo.

Lo que yo os diga, guasa “pa alicatar un cuartobaño”. Ahí no queda la cosa. Mantiene y defiende a ultranza la teoría de la “Multiplicación de los zancos y las patas”. Los visitantes de esta calle, en su mayoría ya sabrán a lo que me refiero. Nada más hace falta irse cualquier día de cuaresma o precuaresma a algún bar-tertulia de los que tanto abundan. Mientras se entrega uno al trago, pone la oreja y nada más que hay pateros. Ni fijadores ni nada, y de corrientes ni hablamos.

Si es que hay cosas, que te dejan estupefacto. La Semana Santa pasada estábamos viendo venir de lejos un palio. Mi amigo y yo. Teníamos al lado una reunión de 5 ó 6 pipiolos cofrades. Ojú. El cabecilla, que por supuesto era patero, ponía comentarios al “momento cofrade”. No estaba la cosa muy desesperada hasta que sentenció:
- El corriente de la cuarta va “hundío”.

Toma ya. Como ustedes hilan muy fino, al parecer tenía estudios universitarios y por eso empleó palabras no incluidas en las 12 de marras. En fin, que no sé yo si esto no está llegando a unos límites que, no sé, no sé…

[Sirvan estas letrillas como un ejercicio de reflexión y de autocrítica (por la parte que nos toca). Ejercicio hecho desde el cariño y el respeto. El guasa y yo comenzamos juntos en el deporte sacro. Él vio que no era lo suyo y duró dos o tres años. No llegó a ser patero. Yo tampoco lo he conseguido de momento. ¿Cuentan las patas centrales?]

2 de octubre de 2008

"La Puertosario"


Es curioso; la forma en la que pertenecemos a las cosas, a los sitios. No solamente pertenecemos a nuestros padres, a nuestras parejas y a nuestros amigos. También somos de los lugares. Un poner: yo soy de la Puertosario. Sí señor, primicia informativa: Orfila es de la Puertosario. No, no es que haya huido de la plaga del champiñón por el “rialto abajo”. Hasta hace algo más de dos años, un servidor de ustedes vivía muy cerquita de El Punto (R.I.P)

Tras este introito guasón, voy a lo que iba. Al sentimiento de apego que se va agrandando con el paso de los años. Mis padres siguen allí, al contrario que El Punto. Cuando voy a verlos, cuando me bajo del coche y mis pies tocan el suelo es como si volviese tras un destierro de años y años. Miro las casas, algunas abandonadas, las mismas casas que vieron como mi cuerpo y mi alma crecían. La Puertosario es un barrio raro, tan raro que ni tan siquiera es un barrio. Todo el mundo habla de ella: los autobuses, los costaleros, los de las vespas… Últimamente se ha convertido en la meca del empeño, en el “valle de piedad” de los asfixiados por la crisis, o como quieran llamar a eso que hace a las personas agolparse a las puertas de cuchitriles que gritan “Compro oro” o hacer cola en los “cash converters”.

La dejaron sin El Colmo, sin el Estanco, sin la frutería…lo peor fue lo de El Punto. Pero mi corazón sigue ablandándose cuando vuelvo allí. Es el viaje al pasado que hacemos instintivamente, no es un viaje de placer, más bien es un viaje a la realidad. A la realidad de un tiempo que pasa, que pasa por nosotros y por los lugares a los que pertenecemos.

Así que sirvan estas letrillas como tributo agradecido a mi cuna. Ya lo sé, no he sido yo miembro activo de esa collación. Ya sé que mi vida se ha balanceado desde La Encarnación hasta la Macarena, Feria arriba y Feria abajo. Pero hasta hace poco más de dos años, mis sueños se perfumaban con aguardiente de El Punto. Y ese olor permanece, es fuerte como el recuerdo.

Llegará el día en que únicamente vuelva a mi cuna el Jueves Santo a ver a la Reina de los Ángeles. Sí, justo entre Año Nuevo y la Esperanza. Dios quiera que eso tarde mucho.

26 de septiembre de 2008

La mejor de las maestras


Ya va al colegio de los mayores. El primer día lo acompañamos hasta la clase, el segundo nos dejaron ir hasta el patio. El tercero, lo vimos irse caminando, lento, independiente, meciendo su mochilita al compás de sus pasos. Se iba de nosotros, es como si fuera su primera salida. Una salida de 20 ó 25 metros hasta el patio, entre niños más pequeños, otros de su edad y otros muchos más grandes.

Nunca podré sentir lo que siente mi Puente de Barcas, por varios y contundentes motivos. Pero algo me tocó allí donde me tocan pocas cosas. Se marchaba en soledad en medio de la algarabía. Nosotros nos fuimos también, en soledad, alejándonos hacia el silencio. En cierto modo como si hubiésemos hecho algo malo, sabiendo que no es así.

Con un lustro de radiante vida ya empieza a irse. A lo mejor es que el otoño está acompañando a mis reflexiones y a mis sentimientos. Quizás sea eso.

Puede que algún día sepa exactamente qué es querer a un hijo, en toda la extensión de la palabra. Quizás no. Pero creo humildemente, que si llegase ese día, iba a ir con una buena preparación.

Cierto es también que tengo a la mejor de las maestras.