Hoy; bueno mejor dicho, mañana, es una de esas fechas que se suelen recordar. Días que se quedan grabados, porque suponen un antes y un después. Días que no son ni más ni menos importantes que otros, pero que tienen algo. Más que algo, mucho.
Esta noche, el Puente de Barcas por el que pasa mi vida y yo, esperaremos juntos a que nazca un nuevo año en nuestro calendario privado. En ese almanaque en el que anotamos las sonrisas, los sustos y las preocupaciones, las miradas y las caricias. Ese almanaque en el que hay días en los que no nos da tiempo a anotar nada, y otros en los que no queremos escribir.
Esta noche Puente de Barcas y yo haremos algo especial; algo que hacemos todos los días. Echaremos nuestras mentes a soñar, para que nuestros sueños se despierten juntos, igual que nuestros cuerpos. Cuerpo y alma.
Mañana seguiremos caminando juntos.
Cuando Sevilla, nuestro cuerpo y nuestra alma despierten al unísono en nuestro nuevo año, si te apetece puedo bajar a comprar calentitos: 2 de “rueda” y 1 de “papa”. Ya sabes que a mí me gustan los de la Macarena y los de la Alfalfa; pero si acaso, me llego mejor a la calle Leiria, que tampoco están malos y tardo menos.
En fin, que estoy con el meloso subido. Y quiero que sepan ustedes, que soy feliz. Que me considero afortunado y que creo que tengo que darle gracias a Dios por ponerme enfilado hacia ese Puente.
Todo esto entre ustedes y yo. No le digan nada a ella, que me da vergüenza.
Esta noche, el Puente de Barcas por el que pasa mi vida y yo, esperaremos juntos a que nazca un nuevo año en nuestro calendario privado. En ese almanaque en el que anotamos las sonrisas, los sustos y las preocupaciones, las miradas y las caricias. Ese almanaque en el que hay días en los que no nos da tiempo a anotar nada, y otros en los que no queremos escribir.
Esta noche Puente de Barcas y yo haremos algo especial; algo que hacemos todos los días. Echaremos nuestras mentes a soñar, para que nuestros sueños se despierten juntos, igual que nuestros cuerpos. Cuerpo y alma.
Mañana seguiremos caminando juntos.
Cuando Sevilla, nuestro cuerpo y nuestra alma despierten al unísono en nuestro nuevo año, si te apetece puedo bajar a comprar calentitos: 2 de “rueda” y 1 de “papa”. Ya sabes que a mí me gustan los de la Macarena y los de la Alfalfa; pero si acaso, me llego mejor a la calle Leiria, que tampoco están malos y tardo menos.
En fin, que estoy con el meloso subido. Y quiero que sepan ustedes, que soy feliz. Que me considero afortunado y que creo que tengo que darle gracias a Dios por ponerme enfilado hacia ese Puente.
Todo esto entre ustedes y yo. No le digan nada a ella, que me da vergüenza.
Básicamente era esto lo que me apetecía compartir con vosotros. Mi felicidad.